Ruta senderista hasta la encina Terrona: cuando la Naturaleza se convierte en Monumento


Extremadura conserva una Naturaleza Monumental. Ya sé que este adjetivo no es el más habitual cuando se describe el medioambiente, pero hoy quiero hablarte de un monumento vivo: La Terrona. esta encina tiene más de 800 años de vida, lo que la convierte en la más antigua de España y, casi con toda seguridad, del mundo. Nació aproximadamente en el siglo XIII; antes de que empezaran a construirse otros monumentos que son señas de identidad de Extremadura como, por ejemplo, el Monasterio de Guadalupe. Hoy quiero invitarte a conocerla mucho mejor.



La Terrona ostenta el título de Árbol Singular de Extremadura. Crece en la Dehesa de Zarza de Montánchez (Cáceres). Visitarla es sencillo, ya que puedes llegar en coche hasta escasos metros de su tronco; pero te invito a que lo hagas paseando apenas dos kilómetros desde el pueblo. Puedes aparcar junto a la piscina municipal y seguir las indicaciones de los escasos carteles que se encuentran.

La primera parada en nuestro paseo por la naturaleza puede ser junto al Puente Romano sobre el río Tamuja. Contrasta con el carácter esbelto de obras de ingeniería romana en la región, pero destila autenticidad. Y no puedo olvidar que durante miles de años los vecinos de estas tierras han salvado por aquí el cauce. Continuamos nuestro camino entre cercados centenarios. Aquí -entre encinas- se crían cerdos ibéricos, ovejas, caballos, vacas... El camino apenas tiene dificultad y en poco más de media hora llegas hasta le dehesa donde crece nuestra protagonista. se encuentra en una finca privada, pero los visitantes abren la cerca y pueden llegar a escasos metros.



Es majestuosa. tiene una altura de más de 16 metros. el diámetro de su tronco mide cerca de 10; o lo que es lo mismo, entre cuatro personas apenas se abarcaría. Y la copa tiene un diámetro de 27 metros. es, con diferencia, la encina más grande que se conoce.
Me habían hablado de su delicada situación, por lo que se habían apuntalado las ramas para evitar que por el peso se resquebrajaran. debo reconocer que me preocupaba no sólo su salud, sino también el impacto visual de los puntales o andamios. Pero debo aplaudir esta actuación porque es eficaz y no chirría. además, delimita con una valla el terreno que el visitante no debe pisar para protegerla.
Y, a pesar de que los carteles informativos alertan de la vulnerabilidad del árbol y de su incierto futuro, en esta primavera se encuentra exuberante. La Terrona está dispuesta a traer una buena carga de bellotas para el otoño.



Tras recorrer el perímetro de la encina te recomiendo que la contemples desde uno de los bancos de madera situados junto a la tapia de la finca privada. entonces, cuando guardas silencio es cuando aprecias que la majestuosa Terrona está acompañada por una auténtica sinfonía natural: los grillos cantando, el tintineo de los cencerros de las ovejas que pastan en la dehesa y el canto de los ruiseñores en las encinas próximas. Un auténtico placer... que no tiene precio.


Noticia enviada por Susana Sanz de http://placeresymas.wordpress.com/

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