30 de septiembre de 2015

Chelsea Flower Show 2015 y los Paisajes Transportados

Por Gabino Carballo

Hace aproximadamente un par de años escribí una crónica de la edición Centenaria del “Chelsea Flower Show”, conocido coloquialmente en el ramo como “Chelsea”. Un evento escasamente conocido en nuestro país fuera de círculos profesionales relativamente especializados, a pesar de que es un evento único, copiado en numerosas ocasiones, aunque nunca igualado. Es una cita cultural relevante para todos aquellos a los que les interesa conocer los futuros derroteros de la jardinería internacional.



Según alguna opinión, 'Chelsea' es una exhibición idealizada de jardines y paisajes de ensueño, un festival jardinístico donde la ficción sustituye a la realidad. Sin dejar de ser cierto, presentar un proyecto en este festival precisa un generoso presupuesto y un equipo experto en horticultura y construcción ya que implica planificar una compleja logística que puede durar más de un año desde que se inicia el proyecto hasta que se ejecuta, en dos semanas y contra reloj en las condiciones climáticas que toquen. Construir un jardín que será juzgado por la presentación y estado de su vegetación, casi exclusivamente. No hay mucho margen para el error, la profesionalidad y la reputación de todos los participantes está en juego. Chelsea no es para teóricos ni diseñadores de oficina, sino para profesionales enamorados de la horticultura dispuestos a ensuciarse las manos y dejarse la piel por su jardín. 

Un buen ejemplo es el equipo formado por James y Helen Basson, de Scapedesign, un estudio inglés arraigado en la Costa Azul cuyo jardín “After the Fire” fue galardonado con el “Best Fresh Garden” el año pasado y en esta edición competían en la categoría reina de “Show Garden”. Si la propuesta del año pasado giraba en torno al poder de regeneración de la naturaleza y adoptaba la estética del paisaje quemado por un incendio, con el color de la ceniza como leitmotiv del jardín, la propuesta de este año: “Perfumers’ garden in Grasse” patrocinado por l’Occitaine, tal como comenta Fernando Lafuente en su blog para los Viveros Sala-Graupera: “ha sido pensado como homenaje al paisaje de Grasse y a su papel durante la historia en la industria del perfume en Francia. A través de una vegetación mediterránea caracterizada por aromáticas y plantas medicinales, distribuidas a lo largo de muros y caminos de piedra, se recrea una composición de plantas y colores propios de la vegetación espontánea de esta región”.

Perfumers’ garden in Grasse by James Basson. Foto G. Carballo

Perfumers’ garden in Grasse by James Basson. Foto G. Carballo
Perfumers’ garden in Grasse by James Basson. Foto G. Carballo

Efectivamente, de nuevo la propuesta de vegetación se apoya en especies autóctonas de la región mediterránea pero en esta ocasión se acentúan el eco de una jardinería “hiperrealista”, cuyo máximo exponente es el trabajo de la coreana Jihae Hwang. Su propuesta “Quiet Time: DMZ Forbidden Garden”, ganó una medalla de oro en 2012 con un tema cargado histórica, política y sentimientos: su jardín replicaba con asombrosa precisión y realismo la zona prohibida entre las dos Coreas. Aunque, los jueces de Chelsea suelen fruncir el cejo ante los jardines con “mensaje oscuro” en general y los excesivamente vanguardistas en particular, el trabajo de Jihae auguró una tendencia que este año 2015 han consolidado varios participantes, que han utilizado la recreación de paisajes históricos, agrícolas o exóticos como base de su propuesta de diseño.

Además del reseñado James Basson, está el ejemplo de “Sentebale - Hope in Vulnerability”, de Matt Keightley, que ganó una medalla Silver Gilt (superior a la de plata e inferior a la de oro), y el premio del público al mejor Show Garden, con un jardín que en realidad se trataba de un paisaje casi costumbrista de Lesoto bajo el cielo encapotado de Londres. A través de plantas de vivos colores, mezcladas con algunas euforbias, agaves y unas amapolas originarias de esta región. Que el público haya aclamado tan improbable propuesta ya nos dice bastante del giro que está tomando la jardinería popular británica

La propuesta premiada con el “Best in Show” en 2015, el “Laurent-Perrier Chatsworth Garden” diseñado por Dan Pearson y patrocinado por la bodega homónima, también replica con éxito dos segmentos del jardín paisajista creado por Lancelot Brown en los terrenos del Castillo de Chatsworth en Derbyshire. Conocidos como Trout Stream y Paxton’s Rockery, estos segmentos de paisaje elaborados por Joseph Paxton en el siglo XIX al añadir rocallas, complejos cursos de agua en miniatura y vegetación naturalizada no autóctona, sirven a Pearson para recrear una escena de ensueño, de vivo hiper-realismo, difícil de creer aún estando presente, asombro de expertos y profanos. Esta recreación, de gran complejidad en su ejecución, de un paisaje histórico idealizado y recombinado por el estilo de vanguardia propio de Dan Pearson, ha sido recibido con una mezcla de aclamación fervorosa no exenta de cierto escepticismo bien informado.

Laurent-Perrier Chatsworth Garden by Dan Pearson. Foto G. Carballo

Laurent-Perrier Chatsworth Garden by Dan Pearson. Foto G. Carballo


Laurent-Perrier Chatsworth Garden by Dan Pearson. Foto G. Carballo

Laurent-Perrier Chatsworth Garden by Dan Pearson. Foto G. Carballo

El diseñador británico Richard Miers, exponente de un estilo que se puede denominar “clasicismo minimalista” ha calificado la propuesta de Pearson como “paisaje transportado”, un término que tiene su origen en la ciencia etnobotánica y se refiere tanto al método constructivo utilizado para la superficie vegetal del jardín, elaborada a partir de grandes bandejas precultivadas, como al proceso mediante el que los seres humanos han desplazado por el planeta plantas y animales. Un procedimiento ya intuido por J.M. Rubió i Tudurí en su libro “Del Paraíso al Jardín Latino, donde sugiere como las primeras plantas útiles al jardinero paleolítico serían transportadas.

Esta reflexión de Miers sobre la naturaleza de estos jardines de vanguardia me parece valiosa por diferentes motivos. El primero es que el ser humano siempre ha modificado su entorno, no solo por necesidad, sino que también lo han hecho por razones acordes con su cultura, que crea una estética y una percepción de lo que constituye un entorno deseable. La corriente incesante de transporte e intercambio de plantas, que nos ha llevado a desplazar más de 13.000 especies por todo el planeta, es tanto un fenómeno ambiental como cultural que no solo ha sido esencial para nuestra supervivencia, sino que nos ha hecho prosperar más allá de nuestras expectativas.

El segundo motivo es el hecho de que la jardinería es capaz de crear sus propias corrientes estéticas y conceptuales, sin recurrir a otras artes, partiendo de sus materiales de trabajo y de conceptos intrínsecos a la obra en curso, sin recurrir necesariamente a otras artes como referencia.

Este es el verdadero valor de los festivales de jardinería: apreciar jardines que representan tendencias en el pensamiento y sentido de la estética prevalentes en el momento, sea entre los diseñadores, los patrocinadores o el público. Todas estas propuestas, efímeras y necesariamente artificiosas, son contribuciones necesarias al corpus particular y siempre renovado del antiguo arte de la jardinería y merece la pena evaluarlas y fomentarlas como una expresión cultural más.


Nota -  El ovetense Fernando González también ha sido galardonado con la medalla de plata-oro (Silver Guilt) por su trabajo dentro de la categoría correspondiente a "Fresh Gardens", con el jardín Pure Land Foundation, para la entidad del mismo nombre, una entidad sin ánimo de lucro que apoya iniciativas en el campo del arte en general y de la música y el teatro en particular. No es la primera vez que recibe un premio en este evento, ya lo hizo en 2013. Sus personales propuestas no se puede englobar dentro de la tendencia predominante en Chelsea en la actualidad, pero son de gran calidad y hay que destacar que, aparte de su cuidada puesta en escena, sus jardines gozan de un muy detallado diseño de la vegetación, que es uno de los aspectos más valorados por los jueces.
Aún así, no es el primer español en participar y ganar una medalla de oro en la categoría reina, ese honor corresponde a David Cubero que junto a James Wong forma el estudio Amphibian Designs y sus jardines patrocinados por la oficina de turismo de Malasia ganaron una medalla de plata y dos de oro entre 2009 y 2011. ¡Todo un record!.




Artículo de opinión y fotografías realizadas por Gabino Carballo:
- Diploma en Jardinería y Paisajismo. Escuela Castillo de Batres.
- Master in Arts in Landscape Design. The University of Sheffield.
- Máster en Gestión de Proyectos. BES La Salle Barcelona.
 Técnico de Proyectos del Área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Barcelona. Posee una experiencia de dos décadas en la gestión y diseño de espacios verdes, desde pequeños jardines hasta grandes plazas públicas. Ha trabajado en equipos multidisciplinares tanto en España como en el Reino Unido, donde ejerció durante casi 10 años.

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